jueves, 12 de junio de 2008

Cambio climático redibuja mapa de África

El Kilimanjaro en 1976

El Kilimanjaro en 2006

El presidente sudafricano, Thabo Mbeki, presentó un nuevo Atlas de África ante la Conferencia Ministerial Africana del Medioambiente (AMCEN, en inglés) reunida en Johannesburgo desde el pasado día 7 de junio.

Cientos de imágenes fotográficas documentan los drásticos cambios que se han producido en el paisaje africano por el cambio climático.

La publicación, de casi 400 páginas, registra el cambiante paisaje medioambiental de África, desde el importante retroceso en de los glaciares en las montañas Rwenzori de Uganda a la pérdida de la vegetación de fynbos (arbustos finos, en lengua afrikaans) que crece solamente en la zona del Cabo en Sudáfrica.

El Atlas, realizado para la AMCEN por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), subraya cómo el desarrollo, el crecimiento de la población, el cambio climático y, en algunos casos, los conflictos, están impactando en los recursos naturales de la región.

Cambios drásticos en tres décadas

El libro, titulado África: el Atlas de Nuestro Cambiante Medio Ambiente, cuenta con más de 300 imágenes tomadas desde satélites de más de 100 localidades en todos los países africanos. El antes y el después que muestran estas fotografías, algunas de ellas tomadas con 35 años de diferencia, ofrecen instantáneas impactantes de la transformación del medio ambiente local en todo el continente.

Además de los cambios bien conocidos, como los glaciares del Kilimajaro que están desapareciendo, la evaporación del lago Chad y la disminución del nivel del agua en el lago Victoria, el Atlas presenta, por primera vez, imágenes de cambios y desafíos medioambientales nuevos o menos conocidos.

Entre otros desastres medioambientales, la publicación menciona la deforestación acelerada debido a la expansión de la red de carreteras en el norte de la República Democrática del Congo desde 1975. Las nuevas carreteras llevarán incluso más tráfico a esa zona de selva tropical biológicamente rica y aumentará por consiguiente el comercio en bushmeat, carne de animales salvajes cazados furtivamente.

Subraya también la desaparición entre 1973 y 2003 de una gran parte del bosque Malagasy del Sur, en Madagascar, como resultado del talado de árboles para usar la madera como combustible y las actividades agrícolas.

Pérdida de vegetación y crecimiento de las urbes

Así mismo, figura en el Atlas el borde norte de Ciudad del Cabo, donde, desde 1978, gran parte de la vegetación nativa de fynbos ha sido destruida para dar lugar a granjas y suburbios. Esta vegetación forma más del 80% de la variedad de plantas silvestres de la conocida región de flores del Cabo, un área con más de 6.000 especies de plantas que no existen en ningún otro lugar del mundo y que suponen un recurso económico para el turismo local.

Otros sucesos que atentan contra el medioambiente africano son la pérdida de árboles y arbustos en las faldas de la montaña de Jebel Marra, en el oeste de Sudán, como resultado del crecimiento de la población por el influjo de refugiados que huyen de la sequía y los conflictos en Darfur.
También queda recogida la enorme expansión en los últimos 50 años de Dakar, la capital de Senegal, que pasó de ser un pequeño centro urbano en el vértice de la Península de Cabo Verde a un área metropolitana con una población de 2,5 millones de habitantes.

África pierde dos veces más árboles que el resto del mundo

Entre los aspectos positivos, el Atlas destaca que, entre 1990 y 2004, muchos países africanos han logrado pequeñas pero prometedoras mejoras medioambientales, especialmente con respecto al agua y a los servicios sanitarios.

Aún así, la pérdida de bosques es una gran preocupación en 35 países y la degradación de la tierra es un problema capital en otros 32 países, ya que África está perdiendo más de cuatro millones de hectáreas de bosques cada año, el doble de la media en el resto del mundo.
El Atlas también muestra que la erosión y los daños por causas físicas y químicas han degradado alrededor del 65% de las tierras de labranza del continente. Más de 300 millones de personas se enfrentan ya a la escasez de agua y se anticipa que las áreas del África subsahariana que ya la sufren aumentarán en un tercio en 2050.

El cambio climático está comenzando a ser la causa de muchos de estos problemas, y probablemente intensificará las ya drásticas transformaciones que se están produciendo en todo el continente, aunque África produce sólo el 4% del total de las emisiones de dióxido de carbono en el planeta


El Lago Chad en 1963


El Lago Chad en 2007

viernes, 6 de junio de 2008

Muertos 200.000 kilómetros cuadrados de fondos marinos


Unos 200.000 kilómetros cuadrados de fondo marino están prácticamente muertos, casi cuatro veces más que hace trece años, según ha informado hoy la organización ecologista WWF.

"Estamos utilizando los océanos como vertedero de basura y les estamos quitando el aire para respirar", ha señalado en Hamburgo Jochen Lamp, autor del informe. Las principales amenazas para los mares, ha señalado Lamp, son la sobrepesca, el cambio climático y la falta de oxígeno.

El documento presentado de cara al próximo domingo, Día Mundial de los Océanos señala que el mar con la mayor superficie "muerta" es el Báltico, con un total de 42.000 kilómetros cuadrados, y de hasta 90.000 kilómetros en los peores momentos de crisis. Otros de los lugares más afectados se encuentran en el golfo de México, el Mar Negro y el Adriático, donde grandes zonas de fondo marino se encuentran afectadas por los vertidos de los ríos, que transportan pesticidas cargados de fósforos y nitratos.

Las consecuencias de la asfixia de los mares no sólo es dramática desde el punto de vista ecológico, sino también económico, pues supone el fin de la pesca y por tanto del sustento de muchas personas, añade el WWF, que emplazó a la Unión Europea a suspender las subvenciones a la agricultura convencional para frenar la hiper-fertilización de los mares.

El enemigo del litoral canario

Mientras en algunas partes del mundo la vida desaparece en el fondo del mar, otras zonas son afectadas por exceso de vida. Ambos casos son manifestaciones de desequilibrio de un ecosistema. El Gobierno de Las Palmas de Gran Canaria, ha declarado la guerra a una especie depredadora que ha ganado terreno en el fondo del mar año con año, el erizo diadema.

La investigadora Leonor Ortega, ha informado en una rueda de prensa que la proliferación de este depredador en el litoral canario ha eliminado su vegetación, con lo que se convierte en el mayor enemigo de estos ecosistemas. Ortega ha anunciado que 70 buceadores voluntarios se sumergirán el próximo domingo para "machacar" contra el fondo del mar a miles de ejemplares de este mamífero. Según la investigadora, hay seis o siete erizos de este tipo por metro cuadrado, cuando lo aconsejable es un máximo de tres.

El crecimiento desmesurado de las poblaciones de erizos que afecta a los fondos marinos de Canarias desde hace décadas obedece al uso descontrolado y poco sostenible del medio marino, lo que ha hecho que desaparezcan sus predadores naturales, como son el mero o el gallo.

Tomado de www.elpais.com