lunes, 19 de mayo de 2008

El cambio climático estuvo a punto de extinguir nuestra especie hace 75.000 años


Los antropólogos estiman que la madre Eva penó por las anchas y resecas praderas del África oriental hará unos 200.000 a lo sumo, la Antropología está muy lejos de ser una ciencia exacta. Nadie vaya a pensar que aquella mujer surgió de la costilla de un varón, porque nació como cualquier otra del dolor de su madre, igual que los demás homínidos -hombres y mujeres- que poblaban África desde hacía dos millones de años, desde los tiempos de su abuelo, el Homo habilis, tal vez el primer individuo del género Homo.
Tampoco él brotó de la nada, era descendiente en línea directa del Australopithecus ramidus, que pudo ser el primer espécimen de algo que ya no era un mono, aunque tampoco un hombre. Pero esa es otra historia y de ello ha llovido mucho. Al menos 4,5 millones de años viendo pasar las nubes.

La «Eva mitocondrial»

Pero volvamos a aquella «Eva mitocondrial» de la que descendemos todo el género humano. Porque es una única mujer la que figura en la base del árbol genealógico de la Humanidad. De esa Eva proviene todo el ADN mitocondrial con su variedad, mucha o poca, que se ha transmitido hasta hoy de madres a hijos, siempre por línea materna. El caso es que su descendencia -el Homo sapiens-, es decir, nosotros, hemos vivido peligrosamente desde el primer día.
Hace, pues, cerca de 200.000 años que los descendientes de Eva empezaron a desperdigarse por África. Desde algún lugar en el Este del continente, tal vez en el valle del Rift, hacia el Sur. Más tarde, también hacia el Norte. Ahora sabemos que en aquella etapa del Pleistoceno Superior las condiciones eran duras. También las climáticas. En el periodo que va desde hace unos 90.000 años hasta hace 135.000 años, los estudios paleoclimáticos han mostrado que la Tierra vivió una prolongada etapa fría y seca. Coincidió con el comienzo de la última era glacial y fue un cambio climático en toda regla. Uno de sus efectos en África pudo ser una tragedia para nuestra especie, ya que el Homo sapiens estuvo a un paso de la extinción, diezmado por unas condiciones climáticas de extrema sequía hace unos 75.000 años.
Una investigación encabezada por Doron Behar, del Rambal Medical Center, de Haifa (Israel), y Saharon Rosset, del centro de investigación de IBM T. J. Watson, en Tel Aviv, ha estudiado el ADN mitocondrial de las poblaciones Khoi y San, que se separaron del tronco común del Homo sapiens hace entre 90.000 y 135.000 años y que han dado lugar a las razas de hotentotes y bosquimanos en el sur de África -Angola, Bostwana, Suráfrica, Namibia y Mozambique-. Han llegado a la conclusión de que la especie humana sufrió una serie de fragmentaciones en la población, con un drástico recorte del número de individuos que, por extrapolación, no superaría en África los 2.000 individuos, diseminados en grupos dispersos y poco numerosos.

En el límite de la viabilidad

Un estudio genético paralelo realizado en la Universidad de Stanford coincide en esta «deflación» del Homo sapiens, incluso en el número de dos mil, lo cual habría situado a la Humanidad casi en el límite de su viabilidad genética como especie. Spencer Wells, director del Proyecto Genográfico lanzado por la National Geographic Society en 2005, aseguró que «pequeños grupos de seres humanos, sometidos a duras condiciones ambientales, fueron capaces de recuperar la especie y poblar el mundo... Se trata de un verdadero drama épico escrito en nuestro ADN».
Varios milenios de glaciación cubrieron en el hemisferio norte Europa, Asia y América de hielos. África, en cambio, no registró un gran descenso de temperaturas, pero vivió severas y prolongadas sequías y vio cómo el Sahara ganaba terreno hacia el ecuador, y cómo las masas boscosas se reducían considerablemente.
Después de estar al borde de la extinción, el Homo sapiens consiguió recuperarse y hace unos 60.000 años emprendió sucesivas oleadas migratorias para poblar todo el Planeta. Pero la historia pudo ser muy distinta. Si nuestra especie hubiese desaparecido de la faz de la Tierra, otros individuos del género Homo que ya poblaban Europa desde hacía un millón de años -es el caso del Homo antecesor-, o sus sucesores, como los neandertales, podrían haber medrado sin verse abocados a la extinción. O tal vez no. El qué hubiera sucedido entra en el reino de la ciencia ficción.

Fuente www.abc.es

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